“Lo vemos después de las primarias”. Esta es la primera respuesta que se escucha en el Senado cuando se pregunta por el pliego de la jueza Ana María Figueroa, presidenta de la Cámara de Casación Penal a quien Cristina Kirchner quiere mantener en el cargo hasta que cumpla 80 años, aún cuando ya fracasó dos veces en su intento por lograr que la Cámara alta le dé un nuevo acuerdo.
La camarista cumple 75 años este miércoles 9 pero pretende estirar hasta fin de año el trámite para recibir un nuevo aval.
Esto es así porque el resultado de las elecciones de este domingo será determinante para la suerte de la magistrada que tiene en sus manos el expediente Hotesur-Los Sauces, tal vez una de las causas que más inquietan a la vicepresidenta, ya que en la causa también están involucrados sus hijos, Máximo y Florencia.
Por lo pronto, el segundo intento fallido del kirchnerismo por reunir el quorum en la Cámara alta terminó frustrado por la decisión del senador por Rio Negro y habitual aliado del oficialismo Alberto Weretilneck de no apoyar al oficialismo hasta después de celebradas las elecciones primarias.
Es lógico. Weretilneck es gobernador electo desde abril último y quiere tener un poco más claro el panorama antes de jugar su apoyo y el del partido provincial que fundó y controla a una causa como la que impulsa Cristina Kirchner, sobre todo cuando la continuidad de Figueroa como jueza no le reporta al rionegrino beneficio alguno.
No es el único. El peronista díscolo Guillermo Snopek (Jujuy), presidente del bloque Unidad Federal, se juega este domingo su continuidad como legislador nacional, es precandidato a diputado nacional, en unas primarias de Unión por la Patria de final abierto en las que competirá con otras dos nóminas, una de ellas apadrinada por La Cámpora.
“Si pierde, perdemos su voto”, opinó un senador oficialista que se ha convertido en los últimos tiempos en blanco de las quejas de Snopek, que los acusa de no haber hecho nada para evitar que La Cámpora presentara la lista con la que lo enfrentará este domingo.
Con su ausencia, Snopek fue responsable de propinarle el pasado 12 de julio a Cristina Kirchner el primero de los dos fracasos que suma en su intento por extender la continuidad de Figueroa.
Más allá de estos casos puntuales, en algunas usinas oficialistas admiten que la primaria define mucho más que los candidatos que competirán en octubre.
Saben que una derrota amplia a manos de Juntos por el Cambio terminará con el poco poder que mantiene la vicepresidenta en el Senado. “El olor a calas es difícil de sacar”, remató, sin medias tintas, un senador con varias elecciones presidenciales en sus espaldas.
La orden, insistir
De todas maneras, la orden que tiene el bloque del Frente de Todos es seguir intentando. En el kirchnerismo consideran que tienen tiempo hasta el final del período de sesiones ordinarias, el próximo 30 de noviembre, para aprobar el pliego que le daría un nuevo acuerdo por cinco años más a la jueza.
Esa es la teoría que esgrimió la propia Figueroa en la reunión de superintendencia de la Cámara de Casación Penal que encabezó este martes por la mañana. En ese encuentro, la magistrada se amparó en una reglamentación dictada por el Consejo de la Magistratura, según la cual los jueces que cumplan 75 años pero que tengan un pedido de nuevo acuerdo del Poder Ejecutivo podrán continuar en el cargo hasta el final del año parlamentario en curso.
Prudente, Figueroa le anunció a sus colegas que se abstendrá de firmar sentencias, pero avisó que no presentará su renuncia este miércoles, cuando cumplirá 75 años, ya que aspira a que el oficialismo logre reunir el quorum en el Senado antes del recambio de gobierno del próximo 10 de diciembre para aprobar su pliego, que tiene dictamen de la Comisión de Acuerdos desde mediados de abril último.
Por lo pronto, Cristina Kirchner no está dispuesta a ceder. Considera que tiempo le sobra para darle continuidad a Figueroa. Además, no será la primera vez que intente hasta último momento alzarse con un triunfo político legislativo.
En 2015 le ordenó al por entonces bloque del Frente para la Victoria llamar a sesión el 9 de diciembre, un día antes de tener que traspasarle el mando a Mauricio Macri.
Quería sancionar una ley que le diera a la provincia de Santa Cruz una millonada en fondos de la Nación para financiar el yacimiento carbonífero de Río Turbio.
Aquel intento terminó en fracaso ya que no pudo reunir el quorum por deserciones de sus propios senadores.
Que se repita ese escenario es el principal fantasma que acecha la vicepresidenta a pocas horas de una elección primaria cuyo resultado sabe que será definitivo para su futuro como presidenta del Senado.