En 2022 se podía comprar un aceite de girasol de tres litros o un paquete de rebozados de pollo de 360 gramos con $1.000 pesos que, además daba un vuelto $160 y $500, respectivamente.

Sin embargo, hoy por hoy para comprar los mismos productos se debe emplear el billete de $1.000 completo, más $800 para comprar el aceite y $200 más para adquirir los rebozados de pollo.

El dato se desprende de un informe elaborado por la consultora Focus Market.
“La pérdida de poder adquisitivo de nuestra moneda se está acelerando y la nominalidad de la misma está en su nivel más bajo desde la hiperinflación. Cada vez los argentinos requieren de más cantidad de billetes para realizar la misma misión de compra. De hecho una compra que en 2022 se hacía con un billete de $1.000 hoy requiere 3 o 4 billetes adicionales para poder concretar la misma”, señaló Damián Di Pace, director de Focus Market.
Otros productos que no se pueden comprar con $1.000

En 2022 un six pack de cervezas costaba $670, ahora en 2023 hay que utilizar el billete de $1.000 completo y agregar $250 pesos, pues al día de hoy está en $1.250.

Lo mismo ocurre con un tubo de papas fritas, que, el año pasado estaba en $310 y en el corriente año está $.1050.
El fernet no se quedó atrás. En 2022 la botella de 750 mililitros estaba en $760, para hoy costar $1.840 según el relevamiento de Focus Market.

El Café Torrado por 500 gramos también sufrió las inclemencias de la inflación y pasó de $537 a $1.220.
De la misma manera ocurrió con el jabón líquido para lavar ropa por tres litros. En 2022 costaba $575 y al día de hoy cuesta $1.220; mientras que el fluido desinfectante pasó de costar $610 a costar $1.120 en 2023.

¿Por qué está pasando esto?
“Los fundamentos macro son varios, ya que el actual déficit fiscal se financia con emisión monetaria y más colocación de deuda en pesos en el mercado. Esto está generando más incertidumbre futura y el presente el billete pierde confianza aumentando su velocidad de circulación. Los argentinos se desprenden del peso a mayor velocidad a pesar de que el Gobierno los aspira con más colocación de deuda” comentó Di Pace.

Y agregó: “Hay datos de la distorsión macroeconómica argentina que explican el deterioro en la micro. En 2023 ya el billete de $1.000 es el de máxima emisión y circulación en términos comparativos al resto. Sin embargo, se reponen los cajeros de bancos 2 o 3 veces por día, hay récord de venta de máquinas cuenta billetes para comercios y las bodegas de los bancos no alcanzan por lo cual están teniendo que construir o alquilar nuevos espacios para almacenarlos”, advirtió el economista.

Por ejemplo en el 2022 se podía comprar un paquete de pañales tamaño XL x 36 unidades o un sache de suavizante para ropa x 3 litros con $1.000; esto dejaba un vuelto de $228 y $480, respectivamente.

Sin embargo, hoy por hoy para comprar los mismos productos se debe contar, aparte del billete de $1.000 completo, con $780 más para comprar los pañales y $200 más para comprar el suavizante para ropa.
“Sin ninguna duda, no sacar un nuevo billete que compense la pérdida de poder adquisitivo del billete de $1.000 desde su nacimiento de 2017 a la fecha le genera un costo, inseguridad en su traslado y problema a todos los argentinos”, opinó Di Pace.

“Esa nueva denominación debería ser un billete de $10.000, pero como a su lanzamiento ya perdería la mitad de su poder adquisitivo real, la emisión debería venir acompañada de un billete de $20.000 para anticiparse al deterioro que tendrá este año con una inflación proyectada en 98 % interanual para 2023”, concluyó el director de Focus Market. 

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