La desaparición de Silvia Zulema Chávez (72) debe ser uno de los casos más difíciles de investigar en los últimos años en el Sur provincial. Pese a que nunca se ha encontrado el cadáver, la Fiscalía sostiene que se trató de un crimen en San Rafael y apuntó contra una pareja, sobre quienes pesa la prisión preventiva.

El viernes último, el juez Claudio Gil consideró que hay pruebas suficientes para que continúe detenida Gabriela Carina Domínguez (49), la segunda imputada bajo la calificación de homicidio simple. Debido a una afección que tiene en una de sus piernas, la mujer estará con arresto domiciliario y no en la penitenciaría, tal como ocurre con su pareja y presunto cómplice Mauricio Gonzalo Albornoz (37).

Los ruidos molestos y un posible desenlace violento

La teoría de la fiscal Paula Arana es que los sospechosos decidieron ultimar a la enfermera jubilada ya que les había pedido que desalojen el departamento que les alquilaba en el fondo de su propiedad debido a constantes ruidos molestos.

La investigadora judicial enumeró una serie de evidencias contra Gabriela Domínguez para solicitar la prisión preventiva. Por un lado, un informe tecnológico arrojó que el 20 de julio pasado -posible día del crimen en San Rafael- su teléfono celular estuvo gran parte de la jornada en el domicilio de la víctima.

Además, semanas después de la desaparición la mujer se mudó a otro lugar donde llevó unos frascos de conservas y una pileta de lona que le habría sustraído a Silvia Chávez tras el asesinato. Incluso las hijas de la sospechosa declararon que desconocían de qué forma había adquirido la pileta.

Por último, testigos refirieron que en una ocasión Mauricio Albornoz golpeó a una de las hijas de Gabriela Domínguez y ella no intercedió en la situación, lo que para la Fiscalía evidencia su actitud sumisa ante el accionar violento de su presunto cómplice.

Tras la decisión del juez, la mujer que fue detenida el 10 de marzo último continuará privada de su libertad mientras avanza la investigación que tiene como objetivo prioritario encontrar el cadáver de Silvia Chávez.

¿Crimen en San Rafael?

Silvia Zulema Chávez era una enfermera que se encontraba jubilada tras varios años de trabajo en el Hospital Schestakow. Vivía en un domicilio ubicado en calle Ecuador al 1620 que tenía 250 metros cuadrados aproximadamente. En el fondo tenía un departamento de dos habitaciones que en el primer semestre de este año le alquiló a Mauricio Albornoz, un albañil con varios antecedentes por robo, y su pareja, Gabriela Domínguez.

Chávez era una mujer solitaria. A tal punto que pasaron más de 100 días desde el 20 de julio para que alguien de su entorno consultara por su paradero ante la Justicia. Los investigadores detectaron que la casa donde vivía tenía una luz prendida pero no registraba movimientos y se acumulaban las boletas de impuestos bajo la puerta. Julio era el mes clave: su teléfono celular se apagó el 21 de ese mes, su jubilación comenzó a acumularse en su cuenta de ahorro y no volvió a presentarse en OSEP para pedir la insulina que necesitaba para tratar su diabetes.

Casi descartadas la teorías de un suicidio y que se haya ido por su propia voluntad, el fiscal comenzó a profundizar un nuevo dato. Chávez tenía una pésima relación con sus inquilinos ya que solían hacer juntadas y fiestas muy ruidosas. La víctima se había asesorado con una abogada para desalojarlos y les había ofrecido devolverles la plata del alquiler si se reitraban.

Incluso en la previa al Día del Amigo la mujer llamó al 911 notificando que estaban realizando una fiesta muy ruidosa, que estaban alcoholizados y que tenía miedo de que se metieran en su casa si les recriminaba algo. Tres días después de esa situación, el teléfono de Silvia Chávez se apagó para siempre.

Si bien no hay pruebas científicas que lo vinculen al crimen en San Rafael, los investigadores se cuestionaron cómo era posible que la pareja haya vivido un puñado de meses más en ese departamento sin haberle pagado el alquiler a nadie. También plantearon que si bien se terminaron yendo del lugar, nunca fueron a buscar el dinero de devolución del alquiler que Chávez les había ofrecido y había dejado en manos de su abogada.

Fuente: Diario UNO

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