“Caro Arenas” era la identidad falsa que utilizaron los malvivientes que engañaron durante más de medio año a Héctor Dionisio Aguilar, el jubilado cordobés que lleva poco más de tres semanas desaparecido en San Rafael y que para los detectives fue asesinado.

El hombre viajó el domingo 2 de este mes -desde ese día no volvió a ser visto con vida- hasta ese departamento del sur provincial para encontrarse con una mujer, con la que estuvo hablando a través de Facebook en los últimos meses.

Todo se trataba de un ardid en el que le hicieron creer a la víctima que había conocido hace más de una década a esa muchacha, que tuvieron un affaire y producto de eso quedó embarazada y tuvo a una hija que jamás le presentó. Así, lograron que el sexagenario les enviara, durante todo ese tiempo, varias transferencias bancarias.

El perfil trucho, con nombre femenino, fue creado en la citada red social el 1 de enero de este año, días antes de que estableciera contacto por primera vez con el hombre oriundo de la localidad riocuartense San Basilio.

“Caro Arenas” le aseguraba a Aguilar que vivía en La Rioja y en sus datos personales de Facebook figuraba que residía en la localidad de Olta, en el departamento de General Belgrano, y que era oriunda de Torrecilla en Cameros, un municipio de la comunidad autónoma de La Rioja Media, España, aunque se estima que elegir un pueblo del país ibérico fue un error de los delincuentes a la hora de crear la cuenta.

En cuanto a las fotos utilizadas, se muestra a una mujer de entre 35 y 40 años, con pelo castaño y ojos marrones claros. Los pesquisas del caso creen que esas imágenes fueron obtenidas del perfil real de un usuario de la red social y los estafadores buscaron a una madre, para que coincidiera con el engaño que habían ideado. Incluso, una de las fotografías que publicaron muestran a la mujer sentada en el césped, vistiendo una camiseta rosa de Boca Juniors y con un niño junto a ella.

Cada foto que fue cargada para en la cuenta estaba pensada, ya que la portada mostraba la imagen de un bebé recién nacido, que probablemente fue utilizada por los maleantes convencer a Aguilar de que se trataba de la hija que ambos supuestamente tenían en común.

Pero, aparentemente, el jubilado cordobés no era el único objetivo de los timadores, ya que numerosos hombres comentaban las apócrifas fotos de “Caro Arenas”. “Hola que guapa”“Me encantas amor eres una mujer muy bellisima y preciosa”“Bonita como siempre”, eran algunos de los piropos que le dejaban en sus fotos.

Es más, una de las publicaciones fue comentada por el propio Aguilar el 1 de febrero de 2023: el sexagenario le escribió “Ermosa” (sic), acompañado por un GIF de un corazón.

El fiscal Javier Giaroli, quien lidera la instrucción, sostiene en su investigación que el ardid fue orquestado por internos del Complejo Penitenciario Nº 4 de San Rafael. Justamente, de los cuatro acusados por homicidio, dos tenían pasado carcelario reciente (Brian Ángel Ríos Quiroga y Alan Eloy Martínez Guevara) y uno de ellos se encontraba alojado en el citado penal de la Zona Sur (Hernán Ariel Oviedo Castro).

Para los detectives, Ríos era el cerebro de las estafas y tenía numerosos perfiles de Facebook para engañar a usuarios. Principalmente, apuntaba a hombres de avanzada edad y de otras provincias. Un detalle que lo compromete, es que, a la hora de inventar los nombres para esas cuentas, siempre utilizaba los apellidos de su ex pareja y de su actual novia: Arenas y Luffi, respectivamente.

Exactamente, un mes antes de que Aguilar viajara a San Rafael, el 2 de junio, “Caro Arenas” se creó un nuevo perfil y abandonó el otro. Se excusó diciéndole al jubilado que había tenido problemas con su actual pareja y que sufría violencia de género. A raíz de eso, le aseguraron, se tuvo que mudar desde La Rioja hacia la localidad de Salto de las Rosas, en el departamento del sur provincial.

Esa situación coincidió con el periodo en el que Ríos salió de la cárcel, luego de cumplir una condena unificada por dos causas de violencia de género, el 17 de junio. Para los investigadores, el reo sabía que estaba a punto de recuperar la libertad y ya había planeando citar a Aguilar a San Rafael para asaltarlo personalmente, con ayuda de su pareja Silvia Raquel Luffi, quien también se encuentra imputada en la causa.

La reconstrucción

La teoría del caso sostiene que Aguilar llegó a una estación de servicio de Salto de las Rosas alrededor de las 10 de la mañana del domingo 2 de julio.

Luffi y Ríos lo esperaban para recibirlo y conducirlo hasta el lugar donde presuntamente estaba parando “Caro Arenas”. La pareja de sospechosos se hizo pasar por los cuidadores del lugar donde estaba alojada la mujer y sus hijos.

El ex reo subió al sector trasero del Volkswagen Gol de Aguilar y su novia lo hizo en el asiento del conductor. En el camino, Ríos lo atacó con un arma blanca, mientras Luffi lo sostenía para evitar que se defendiera, surge de la reconstrucción.

Luego de acabar con la vida del jubilado, ambos descartaron el cadáver en una zona entre la mencionada localidad sanrafaelina y el distrito de Bowen, en General Alvear, donde se registró actividad del celular de la víctima.

En los días posteriores, testigos aseguraron que vieron a Ríos conduciendo el automóvil de Aguilar. Pero, cuando el caso de la desaparición del jubilado empezó a tomar notoriedad en los medios de comunicación de Córdoba, trató de deshacerse del vehículo.

Para eso, contactó a César Campos, surge del expediente, y le encargó desmontarlo, para luego vender las autopartes en el mercado negro. Antes de que eso se concretara, policías hallaron el vehículo el jueves de la semana pasada en la zona de Cuadro Nacional. Por ese motivo, Campos fue imputado por encubrimiento agravado.

Ese mismo día fueron detenidos los cuatro sospechosos y el fin de semana fueron imputados por  homicidio criminis causa agravado por la alevosía y el concurso premeditado de dos o más personas, estafa y robo agravado por el uso de arma.

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