El titular de la UCR fue el único radical que votó en contra de la ley Bases, con Unión por la Patria.Los gobernadores de su partido habían pedido apoyar ese proyecto.
“Voy a votar en contra de la Ley Bases”. Martín Lousteau lo adelantó en el inicio de la sesión, antes del mediodía. De ese modo el senador radical confirmaba su rechazo al proyecto, a contramano del resto del bloque de la UCR, aunque a la vez esa postura implicaba un alivio para el Gobierno. Ya había sido clave para el quórum y si se abstenía en la votación también podía habilitar una maniobra del kirchnerismo para que cayera la sesión.
Como las abstenciones en el Senado no cuentan como presencias, y con el oficialismo con 36 positivos, si Lousteau no votaba en contra estaba latente la posibilidad de que los integrantes de Unión por la Patria se levantaran -o se abstuvieran- y dejar sin quórum la sesión. El Gobierno necesitaba un mínimo de 37 legisladores que se pronunciaran a favor o en contra, y el presidente de la UCR desde temprano fue la llave para garantizar ese número. También acompañó en general el paquete fiscal.
Su discurso crítico de los proyectos y de Javier Milei contrastó con el tono de otros radicales. “Esta ley le va a aportar mucho al Gobierno para que tenga herramientas y poder revertir la difícil situación económica y social del país”, argumentó su voto a favor el chaqueño Víctor Zimmermann, uno de los senadores referenciados en los gobernadores, en su caso en Leandro Zdero. Parecían intervenciones de senadores de distintos espacios.
Lousteau había elaborado un dictamen de minoría, aunque en especial en el final de la votación en particular de la Ley de Bases quedó de manifiesto cómo sus correligionarios le dieron la espalda. En el último título, sobre disposiciones finales, el presidente de la UCR pidió una moción para incorporar la emergencia presupuestaria del sistema universitario, la restitución del Fondo de Incentivo Docente y la esencialidad de la educación. Bartolomé Adala se opuso y se armó una larga discusión.
José Mayans, Juliana Di Tullio y Anabel Fernández Sagasti, referentes de Unión por la Patria, defendieron el pedido de Lousteau. Ningún radical pidió la palabra. Finalmente Victoria Villarruel puso a votar el texto del dictamen de mayoría, como quería el oficialismo.
“Todos aquellos que quieran que se incorpore a la Ley Bases la Educación tienen que votar negativo este artículo. Los que no voten negativo están cercenando la posibilidad de que se incorpore la Educación”, aseguró Lousteau. Los 12 radicales con los que comparte el bloque votaron positivo y resultaron clave para que se impusiera el oficialismo 36 a 32.
Lousteau, presidente del partido, no sólo quedó a contramano de los otros 12 senadores de su partido. También, de los cinco mandatarios provinciales del radicalismo, que habían firmado el comunicado de Juntos por el Cambio en respaldo de la Ley de Bases y el paquete fiscal. Motorizado por Alfredo Cornejo con Rogelio Frigerio, además de Zdero lo avalaron Gustavo Valdés, Carlos Sadir y Maximiliano Pullaro. Emiliano Yacobitti -aliado de Lousteau- buscó sembrar dudas sobre el apoyo del santafesino, que salió a declarar a favor de los proyectos el miércoles por la mañana.
Además de los 12 senadores del bloque presidido por el correntino Eduardo Vischi, también votó a favor en general la radical chubutense Edith Terenzi, miembro de otra bancada (Cambio Federal) porque responde al gobernador Ignacio Torres, del PRO.
Maximiliano Abad, uno de los que había dejado correr cierto suspenso sobre su postura en los días previos, anunció al mediodía que avalaría la Ley de Bases. En su discurso se limitó a cuestionar la delegación de facultades a Milei.
En sintonía con referentes de Unión por la Patria, en la previa el titular de la UCR tenía expectativas en que una parte del bloque (el fueguino Pablo Blanco, el pampeano Daniel Kroneberger y el bonaerense Abad) y otros como Terenzi y la larretista Guadalupe Tagliaferri votaran tramos de su dictamen para reunir el número e imponer un texto alternativo, en conjunto con el kirchnerismo.
Con el transcurso de la sesión esa posibilidad fue perdiendo fuerza entre los radicales. “Estamos tratando una ley del Gobierno, no de Lousteau”, argumentó uno de sus compañeros de bancada.
Las modificaciones que informó el Gobierno funcionaron como un pretexto para los que amagaban con acumular votos negativos durante la discusión por artículos. Blanco, uno de los más críticos en la previa y que había votado en contra del mega DNU igual que Lousteau, se alineó con el oficialismo y destacó en su discurso la eliminación de Aerolíneas, el Correo y los medios públicos de las empresas sujetas a privatización.
Más que los libertarios, que lo necesitaban para sostener el quórum, varios radicales cuestionaron en voz baja al presidente del partido en los pasillos del Congreso. “Intentamos convencerlo para que no quedara solo, yo le hablé mucho. No hubo manera. Creemos que se equivoca”, dijo uno con buen vínculo con el ex ministro de Economía.
Otros le apuntaron por las negociaciones con el kirchnerismo para bajar artículos clave de los proyectos, e incluso dejaron correr la posibilidad de que el acercamiento más adelante se traduzca en una confluencia electoral en la Ciudad. Por el momento no correría riesgo su lugar como titular de la UCR. “No lo vamos a sacar, sería pegarnos un tiro en el pie. Pero ya tiene un problema, cada vez más aislado”, consideró un senador con peso en la estructura partidaria.