El jueves, la Justicia confirmó que José Alperovich seguirá preso en el penal de Ezeiza tras ser condenado a 16 años de cárcel por abusos sexuales contra su sobrina y exsecretaria privada.
La Sala de Feria de la Cámara Nacional de Casación en lo Criminal y Correccional rechazó el pedido de excarcelación del exgobernador de Tucumán debido -entre otras cosas- al riesgo de fuga, al considerar que tiene “facilidades para abandonar el país o permanecer oculto”. Así, seguirá en prisión por lo menos hasta que la pena quede firme.
Según informó Clarín, esta semana sus abogados presentaron un pedido para ingresar una silla de ruedas al complejo penitenciario. Usaba una común, pero pidió la propia para realizar sus traslados al área de visita, al encuentro con sus abogados y a sus controles médicos. Como tiene prepaga, lo asisten en el Hospital Italiano de la Ciudad de Buenos Aires aunque, aseguran, también recibe atención en el Hospital Penitenciario del Complejo 1 “en forma periódica”.
Sus abogados también pidieron autorización para que ingrese un psicólogo y un psiquiatra y para que los profesionales puedan entrar con una computadora. Sin embargo, los intentos de la defensa de exponer su estado de salud para insistir en el pedido de morigeración de pena o la excarcelación parecen haber fracasado.
Los jueces Mauro Divito, Daniel Morin y Jorge Rimondi, son los que decidieron rechazar la solicitud de la defensa de Alperovich y entre otros argumentos para justificarse, hicieron referencia al monto de la pena (16 años de condena) y al poder político y económico del exsenador que le permitiría, como argumentó Ramos Padilla en su resolución, evadir la condena o profugarse.
También, replicaron los argumentos de la parte acusadora respecto la intención de Alperovich de entorpecer la investigación: “Respecto del correcto comportamiento procesal que habría tenido, conforme lo alega la defensa, este punto es seriamente controvertido por ambos acusadores (cuestión también retomada por el tribunal) al sostener que se ordenó la extracción de testimonios para la investigación del delito de falso testimonio por parte de tres testigos, los que habrían pretendido beneficiar a Alperovich en el juicio. Asimismo, en la resolución se alude a contactos que se mantuvieron con la víctima a efectos de evitar la denuncia de los hechos que la habrían damnificado”.
Es así que, para los camaristas, Alperovich podría entorpecer el proceso si quedara en libertad antes de que la condena quede firme.
A pesar del delicado estado de salud que expresan sus familiares y sus defensores, el Servicio Penitenciario habría emitido un informe en el que contradice la versión expuesta y aseguran que “se encuentra clínicamente estable, compensado y en buen estado general, deambulando por sus propios medios, sin dolor manifiesto”.
Además, y ante el pedido de informes porque sus abogados pidieron permiso para ingresar una silla de ruedas, manifestaron que la usa exclusivamente porque “por sus antecedentes médicos queremos cuidarlo por las distancias entre un lugar y otro” y que “al momento no cumple ningún criterio médico del uso de silla de ruedas por lo que no es necesaria”.
Sin embargo, el juez de garantías le permitió el ingreso al penal para permitirle que la utilice cuando deba trasladarse.
Alperovich cumple 70 años en nueve meses y recién ahí –excepto que haya alguna desmejora en su estado de salud o alguna circunstancia extraordinaria– podría tener argumentos para insistir en algún tipo de morigeración de la pena.
Su intención y la de sus abogados es que pueda regresar a Tucumán, donde la familia tiene residencia fija. Otra opción que habían propuesto sus defensores fue la de instalarse en uno de sus departamentos de Puerto Madero y hasta de ser monitoreado con tobillera electrónica. Por ahora nada de todo eso parece posible, al menos en el corto plazo.