El Muñeco habló dos días después de la histórica clasificación a la final de la Copa Libertadores y no se olvidó del juez Wilton Sampaio. “Nos cobraron 27 faltas de las cuales 12 ó 13 fueron inexistentes. Te podés equivocar, pero en más de 12 faltas…”, soltó el DT.

Marcelo Gallardo habló largo y tendido. Más relajado luego de la clasificación a la final, menos eufórico que en la noche en la Bombonera, el entrenador de River igual recordó el arbitraje del brasileño Wilton Sampaio más allá de haber logrado el pase al partido decisivo ante Flamengo. Además, tocó varios temas.

“Luego de unos días, con mayor serenidad, repasando y viendo, valoro mucho mas la clasificación porque no era un partido fácil para nosotros, el contexto no era fácil. Y bueno, más allá de tener la idea de jugarlo como habitualmente queremos hacerlo, tal vez no lo pudimos hacer producto de la exigencia de Boca, que imponía tener que ir a buscar el resultado, ganar esas pelotas áreas, esa segunda pelota a la cual nos sometió permanentemente, ahí nos sentimos incómodos”, arrancó el entrenador millonario.

 

Pero lo mejor estaba por venir. “Más las decisiones arbitrarias, que para mi gusto fueron escandalosas. Hoy no las digamos con exaltación porque conseguimos la clasificación, pero hubo decisiones -fueron muchísimas- muy evidentes y a la vista de todos. Con un análisis más sereno y por medios que se hicieron eco del pobrísimo desempeño de Sampaio, nos cobraron 27 faltas de las cuales 12 ó 13 fueron inexistentes. Te podés equivocar, pero ¿en más de 12 faltas..? Eso nos fue llevando (hacia atrás), más la exigencia de Boca. Así y todo aguantamos bastante bien. Los jugadores también sintieron impotencia de no poder salir de esas decisiones que nos imponían”, se descargó.

El partido en la Bombonera y qué dijo en el entretiempo: “Sabíamos que íbamos a tener un partido muy complejo, difícil, por la necesidad de Boca de jugar en su cancha, con su gente y con un resultado adverso. Ellos iban a intentar imponer sus condiciones desde sus características. Y lo hicieron a través de las pelotas aéreas, la pelota parada que es su fuerte, porque es una virtud grande que tienen en ese juego. Nosotros no pudimos conectarnos, tuvimos imprecisiones y no pudimos encontrar nuestro juego. Pero lo que enumeré antes (sobre las faltas cobradas por el árbitro) nos llevó también a cometer errores, a pasar por un momento de nerviosismo… Aunque tuvimos la mentalidad y el enfoque necesarios. Es difícil eso también, eh… Las pulsaciones dentro de la cancha van a mil. En el entretiempo les dije a mis jugadores que tuviéramos cuidado en acercarnos a los jugadores de Boca, que evitáramos el contacto. Y en cuanto a nuestro juego, así como tenemos la iniciativa, nosotros también atacamos en base al robo de la pelota. Y no podíamos robarla porque todo contacto era pitazo del árbitro. No pudimos atacar con la continuidad con la que lo hacemos habitualmente. Por eso le doy mucho valor a la clasificación”.

Su desahogo en el túnel de la Bombonera: “Bueno… Eso tiene que ver con la tensión con la que uno vive los partidos. Estos partidos generan este tipo de cuestiones, el desahogo final… No es fácil vivirlos. Cuando ya termina todo viene el desahogo. Yo me muestro tal cual soy y a veces, cuando me veo, me da un poco de vergüenza, je… Fue el desahogo de un momento de muchísima tensión y de lo que representa volver a estar en una final de Copa Libertadores. Es increíble… El año pasado habíamos ganado la final ante el clásico rival, es un hecho histórico que pasa una vez en la vida y no creo que vuelva a pasar. Y el hecho de no caer en la relajación y volver a enchufarse para competir y estar a la altura de lo que es este club, no es fácil. Y sin embargo volvimos y estamos otra vez en la final”.

La final con Flamengo: “Nos tenemos que preparar para lo que viene. Tenemos cuatro partidos antes. Vamos a enfrentar a un equipo fuerte, que viene de menor a mayor y que hoy está en su pico máximo de rendimiento. Demostró ser un justo finalista de esta Copa. Creo que llegaron a la final dos equipos que hicieron méritos para eso. No sé si el inicio fue el mismo de Flamengo que el nuestro, pero los dos llegamos en un buen momento. Creo que es una final merecida para ambos. Vamos a enfrentar a un equipo muy poderoso, con muy buenos jugadores y con un entrenador que llegó este año y tomó las riendas y lo convirtió en este equipo que es hoy. Además, tiene mucha experiencia, ha estado en otras finales y, bueno, enfrentaremos a un rival de muchísima jerarquía”.

Ponzio, Pratto y Juanfer Quintero en la final: ” Yo pienso en general y eso incluye pensar en todos. Sí intentamos que los jugadores que necesitan mayor dinámica en su juego puedan ir recuperando el tiempo perdido, como en el caso de Leo (Ponzio), que estuvo mucho tiempo lesionado, o en el caso de Pratto, que también sigue intentando buscar su mejor forma, o el de Quintero. La idea es que se recuperen para tenerlos en la mejor forma para la final. En base a lo que ellos hagan y al rendimiento que tengan… Porque van a tener que rendir en función de lo que yo quiera para el equipo. Los que yo considere que están mejor van a jugar, como siempre. En eso no negocio. Sí creo que esos jugadores tienen que tratar de ponerse de la mejor forma posible para darme alternativas válidas para ese partido”.

Sobre su continuidad en River: “Voy a explicar aquella frase de ‘no hay nada más’ que dije luego de ganar la final el año pasado. Se lo comenté a un colaborador cercano. Fue justamente eso. No hay nada más importante, al menos deportivamente para mí, que ganar esa final y ante ese rival. Después, la vida sigue y hay nuevos desafíos que uno como entrenador y como profesional y como persona va permanentemente en la búsqueda. Hay que reconocer que hay momentos en que los cambios son buenos en la vida, no sólo para mí sino para todos. Eso lo pienso todo el tiempo. Esto no quiere decir que ya tenga decidido mi final, lo aclaro. Simplemente digo que es algo que reviso permanentemente por mi manera de ser y de sentir. Por eso digo que no es fácil sostenerse. Sería fácil, con todo lo que ganamos, poder relajarnos. Pero no es fácil sostenerse en la victoria; es lo más difícil de todo. Al menos eso es lo que me sigue dando emociones. Mientras siga sintiendo eso, vamos para adelante”.

Sobre las declaraciones de Alfaro: “Primero, hay que ser muy respetuoso de las palabras y pensamientos de las personas, por lo menos yo intento ser así. Lo único que voy a decir o hacer mención es que esta profesión es muy ingrata, extremadamente ingrata, y algunas cosas las entiendo claramente porque estando de este lado ya sabemos por las cosas que pasamos y a la que estamos expuestos. Estamos expuestos permanentemente en la toma de decisiones y a ser juzgados por eso. Cuando ganás, nadie te dice nada. Ahora hay que tener cuidado. Por eso intento no hablar mucho cuando vamos ganando, es muy difícil sostenerte con equilibrio en esta profesión donde estamos siendo permanentemente juzgados”.

Sobre la etapa post-derrota con Lanús: “Después de Lanús, tranquilamente podríamos haber entrado en una depresión futbolística y desequilibrio total, de desenfoque, de hacer cualquier cosa. Porque fue muy dura esa derrota. Pasamos por momentos difíciles. Hasta que volvimos a jugar en marzo un partido importante, que fue contra Boca en Mendoza, y donde nosotros no encontrábamos todavía un funcionamiento. Estábamos en una depresión futbolística, no así mental porque creíamos en lo que éramos. Si habíamos logrado algo importante antes de esa derrota, que fue ganar la Copa, ¿por qué íbamos a cambiar? Había que volver a acomodar las cosas y que el tiempo no nos confundiera. Y volver a encontrar un partido que nos diera un empujón. Y fue ese partido con Boca. No haber entrado en un pozo depresivo, futbolísticamente hablando, fue clave. Fuimos bastante firmes, soportamos críticas duras, nos trataron de llorones por decir las injusticias que habíamos sentido en ese partido. Pero yo siempre reconocí que Lanús había hecho méritos futbolísticos para ganar el partido y la serie. Igual nos trataron de llorones. Si yo tuviera que repetir todo lo que viví en ese momento, me haría un picnic…”.

Sobre Juanfer en la cancha de Boca: “No lo imaginé de entrada porque no estaba el partido para él. Y si jugaba Juanfer, iba a ver pasar la pelota siempre por el aire. Como no se jugó por abajo… ¿Sabés qué incómodo se hubiese sentido? Tremendamente incómodo. Aparte tuve que hacer un cambio no esperado, el de Casco. Me complicó porque yo quería  buscar tenencia con Juanfer. Y por abajo no se jugó prácticamente”.

JCh.

Clarín

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