Alberto Fernández hizo público hoy en Twitter el pedido. Va por la Corte y la cabeza de Horacio Rosatti, se hartó de medir la falta de imparcialidad y lo viciado que a sus ojos está el Máximo Tribunal, así se lo hizo saber a Vilma Ibarra, la secretaria de Legal y Técnica y lo pensaron juntos.

Cree que son un organismo político que se dedica sistemáticamente a perjudicar al Gobierno y trabajar a contramano de lo que el país necesita. Así lo explicó en su texto que hizo público a las 9.30 en redes sociales, donde hizo un racconto del año y aclaró los pasos venideros.

Lo planteó sin vueltas y es sólo el comienzo de un año inolvidable del vínculo del Poder Ejecutivo y la Justicia: “Convoqué a los señores gobernadores que acompañaron al Estado Nacional en su planteo contra la Ciudad Autónoma de Buenos Aires para que, en conjunto, impulsemos el juicio político al presidente de la Corte Suprema, Horacio Rosatti, para que se investigue su desempeño”, definió.

“Empezó la feria, la estábamos esperando más que el aguinaldo”, dijeron entre risas esta mañana desde la Corte Suprema al enterarse del pedido de juicio político, no le dan entidad al recurso. Alberto Cree que Horacio Rosatti es un inmoral, parte de un engranaje corrupto y que su entorno colabora con eso, lo quiere fuera de la Corte y se lo confirmó a sus ministros la semana pasada.

Ahora formalizó lo que viene masticando hace tiempo: lo quiere afuera del tribunal y generar una Corte que se apegue a la Constitución. Lo charló esta semana con Santiago Cafiero y Juan Manuel Olmos: “No quiero la corte de los milagros ni la servilleta ni nada, quiero tipos que laburen y saquen fallos objetivos, no otra cosa”, les dijo, y comenzó a bocetar el pedido de juicio político en un párrafo perdido al final del texto de fin de año. La furia presidencial con Rosatti es total y no tiene retorno. 

La embestida final fue los supuestos chats, cuya veracidad no se comprobó aún, entre Silvio Robles hombre de confianza de Rosatti y el ministro de Justicia porteño, Marcelo D´alessandro. Fernández tiene el peor de los conceptos desde que Robles trabajaba con Felisa Miceli, la ex ministra de Economía que dejó su cargo por el inexplicable dinero hallado en su baño ministerial. Fue Robles el encargado de armar la defensa de la ministra y según Fernández la entregó y fue el causante de todos los males.

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