La inflación lo deforma todo. Al punto de que contrastar precios de distintos rubros permite darse una idea clara de algunos artículos ya están fuera de cualquier parámetro lógico: así, querer disfrutar de un asado ya supera en Mendoza al costo de insumos claves para la construcción, como el cemento, entre otros.

Basta hacer un ejercicio pasada la primera quincena de febrero. Esta semana la carne volvió a aumentar (la cuarta suba en lo que va del 2023), mientras que un relevamiento habitual de los costos de la construcción arrojó que edificar 1 m2 ya es 5,2% más caro que en enero (ver).

Con un IPC (Índice de Precios al Consumidor) que arrancó el año en 5,1% y se encamina a los dos dígitos con febrero incluido, la relación es insólita pero real.

Aún después de anunciarse el programa Precios Justos para la carne y rebajas por pago con tarjeta (sin implementarse todavía), las cifras resultan elocuentes: un kilo de carne de primera para la parrilla (ej. entraña o vacío) en ciertos puntos del radio urbano ya roza $2.400. Ni más ni menos que alrededor del 4% de un salario mínimo.

De acuerdo al Centro de Ingenieros de la provinciala bolsa de cemento puzolánico (por 50 kgs) llegó a los $1.800. Casi el mismo importe a pagar por un kilo de matambre, o poco más que uno de nalga ($1.650/1.750 en carnicerías).

Si existiera el trueque directo en los corralones, tal vez ud podría llevarse 100 ladrillones a cambio de un par de kilos de matambre. Pero no.

Hay más ejemplos, como para terminar de tomar real dimensión de lo distorsionadas de algunas variables de nuestra economía, como comer y construir.

Si usted se propone (y le da el bolsillo) organizar un asado para 20 personas, tenga en cuenta que alguien más, en algún rincón de Mendoza, habrá pagado casi lo mismo, o tendrá que hacerlo, para asegurarse un viaje (camión con 6 m3) de arena de Anchoris para seguir con la construcción de su casa. Es que por ese volumen de árido hay que desembolsar unos $22.140.

Claro que el peso (simbólicamente hablando) de cada inversión (para muchos un asado ya lo es) dependerá de la situación y poder adquisitivo de cada cual.

La paradoja del asado de fin de obra

Ya que seguimos en tren de comparar, sirve recordar que los materiales de construcción promediaron un incremento del 5,45% entre enero y febrero.

Por su parte, la escasa oferta de hacienda mantiene bajo presión los precios de la media res en puntos de venta. En este caso, el salto intermensual ha sido mucho más notorio y ya superó largamente el 60% (según el corte) desde inicios del 2023.

Entonces ¿poner el piso o hacer milanesas?

La pregunta puede parecer absurda, pero surge de otra relación. Es que el m2 de un cerámico promedio se consigue a casi $1.730, casi 70% por encima de su precio a comienzos del 2022. Y apenas unos $100 más de lo que cuesta en pleno febrero comprar la carne para uno de los platos favoritos de los argentinos.

Así las cosas, hoy por hoy construir una vivienda considerada económica, de 61 m2, parte de un valor unitario por m2 de $194.307 (u$d 5220 blue). Otro ejercicio: en pesos, ese importe equivale a casi 10 veces el tope impuesto por el Gobierno ($20.000 mensuales) para el reintegro del 10% a quienes compren en carnicerías y paguen con tarjeta de débito.

Otro tipo de construcción, con materiales de mejor calidad y mayor superficie cubierta (136 m2) trepó a $289.871.00/m2 (o 777,14 dólares).

Con todo, la ecuación en relación al ingreso sigue desbalanceada más allá de la actualización del SMVM (Salario Mínimo Vital y Móvil), que justamente desde el 1 de febrero pasó de $65.427 a $67.743. Dicho de otro modo, así como un kilo de carne se puede llevar entre 3,5 y 4% de ese salario básico, desde este mes se necesitan al menos 3 sueldos mínimos para poder solventar 1 m2 de construcción.

Ya tiene varios números sobre la mesa, querido lector. Por eso, si usted pertenece a una de las tantas familias que con esfuerzo está a punto de terminar su casa y se entusiasma con mudarse, no olvide sumar otro ítem al presupuesto de la construcción. Ni más ni menos que el clásico asado de fin de obra.

O piénselo dos veces.

Por Miguel Angel Flores

Sitio Andino

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