Pregunta de conciencia desértica: ¿Cómo rescatamos los 53 millones de agua que, por día, se van por el lavatorio?

En realidad son 182,7 millones de litros de “aguas grises” (con jabón) que los 357 mil usuarios de agua potable desechan por los desagües de las casas de Mendoza. Es decir, son 512 litros del líquido que se usa en tareas de aseo personal por día en cada vivienda. Más precisamente, diariamente una familia utiliza: 150 litros para el lavatorio, 312 litros en la ducha y 50 litros en el lavarropa

¿Cómo se hace para recuperar ese volumen que se escurre diariamente por el sistema de cañerías cloacales generando una presión que desgasta la red que siempre está a punto de colapsar en puntos críticos? Este interrogante se está comenzando a responder para que esa agua de desecho primario sea útil para otros fines domiciliarios.

Desde hace una década que el punto en cuestión está en estudio. Los planteos se han ido sumando en la medida que la falta de agua para uso humano y de riego se ha acentuado.

Marinelli dio pistas del tratamiento de aguas grises.

Dato que justifica este informe. En el informe del pronóstico hidrológico  para la temporada agrícola 22-23 (cantidad disponible de agua de los ríos para riego) se hizo notar la sequía ya estructural de Mendoza. En ese contexto Sergio Marinelli, titular del Departamento de General de Irrigación (DGI) puntualizó que el organismo realiza estudios junto a otras entidades que tratan el asunto y se va modelando una red para homologar sistemas de reuso de aguas grises. El jueves 13 en San Rafael, Marinelli destacó que Las Heras cuenta ya con una ordenanza que obliga a aplicar sistema de reuso de aguas grises. La encargada del diseño de proyectos y desarrollos para el uso de aguas grises es la jefa de Gabinete del DGI, Marité Badui. Por otro lado se conoció que avanza el debate de una ley en la Legislatura en el mismo sentido. 

El agua usada y desechada en los sistemas sanitarios es un problema agudo  que hay que resolver con apuro por la consolidación de la sequía que afecta a las cuencas de nuestros ríos de deshielo y que el fenómeno de la desertificación se hace notar en el ambiente y en consciencia colectiva. Los efluentes de una vivienda se diferencian en aguas negras y aguas grises. Las aguas negras provienen de los inodoros y bidets y están conformados por las excretas y orina, tienen una gran carga orgánica, contienen organismos patógenos y su tratamiento es complejo y requiere ciertos cuidados. Las aguas grises provienen de los desagües de lavatorios, duchas y lavarropas, contienen jabón y algunos residuos grasos y detergentes biodegradables.

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